Mientras los trabajadores cualificados se jubilan, la falta de conocimientos en metrología entre los jóvenes adultos es alarmante. Si no se incorpora un nuevo personal para sustituir a la generación del baby-boom que se está jubilando, el estado vulnerable de los programas de calibración se convertirá de cierta manera en una epidemia. Las empresas, desesperadas, recurren a la contratación de técnicos menos competentes para rellenar los huecos en un área donde una precisión de menos de una milésima parte de un metro está requerida, y donde la mínima variación puede tener un efecto dominó, no sólo en temas internos a la empresa tales como la producción y los desechos, sino también en temas relacionados con el cliente, desde la seguridad o la satisfacción del cliente, hasta costes de garantía más altos.
La calidad del producto es el factor de éxito más crítico para los fabricantes. Sin él, no hay ventas. La consecuencia de una mala calibración tiene repercusiones financieras severas. De hecho, según el estudio realizado por [la consultoría] ATS (Advanced Technology Services), el coste medio de una calibración de mala calidad representa 1.734.000$ cada año para los fabricantes. Si consideramos sólo las grandes empresas, cuya facturación supera los 1000 millones de dólares, el coste llega a unos 4.000.000$ al año.
Para mas información ver: El coste de una mala calibración y calidad
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